Estudios científicos indican que las personas que viajan son más felices.
Así que, no importa dónde, ni cuándo, ni por qué, viaja. Programa un nuevo destino, desconecta de la monotonía y carga las pilas de nuevas experiencias, nuevos aprendizajes. Descarga adrenalina y aprovecha la ilusión del «qué vendrá mañana». Toda oportunidad es buena para ir de viaje.
Es casi agosto, y si alguno no tiene ya los pies en la playa, probablemente esté a punto de subir a un coche, tren o avión con destino a una nueva aventura. Pero si no tienes vacaciones hasta dentro de un tiempo, escápate, aunque sea un fin de semana. Porque viajar libera la mente y cada experiencia nueva nos hace un poco más felices y mucho más fuertes.
Estas son algunas razones por las que viajar ayuda a mejorar nuestra salud mental:
- Reduce el estrés y mejora el bienestar emocional. Romper con la rutina nos libera de preocupaciones. Viajar nos ayuda a alejarnos de las partes estresantes de nuestra vida, a reconfigurar nuestras ideas, alcanzar nuevos puntos de vista y a desarrollar nuevas estrategias para sobrepasar obstáculos. Cuando viajas las preocupaciones se diluyen y los pensamientos se enfocan en aquello que nos emociona: «Qué lugar nuevo veré hoy, o qué plato distinto puedo probar».
- Estimula del cerebro. Según José Manuel Moltó, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), existen tres elementos clave que estimulan el cerebro: la novedad, la variedad y el desafío. Para Moltó, «viajar cumple con los tres» y por lo tanto mantiene nuestro cerebro activo, sano y resistente.
- Reduce el riesgo de padecer infartos. Especialmente en las personas mayores, viajar reduce a largo plazo la posibilidad de sufrir un infarto o padecer alzheimer. Porque estimular el cerebro, además, previene las enfermedades neuronales debido al deterioro de la edad.
- Ayuda a mejorar nuestra autoestima. Fomenta la creatividad, la organización y la concentración. Nos enseña a ser resolutivos, más sociables y a admirar y valorar lo desconocido. Viajar nos hace ver que no existen límites, más que los que nos ponemos a nosotros mismos.
Existen incluso casos extremos, como el de Emily Mulligan, que cuenta su experiencia sobre cómo viajar le ayudó a superar una depresión.
No se trata únicamente de mantenernos ocupados durante las vacaciones. Se trata de aprender a valorar lo desconocido y encontrar en ello la felicidad.