Hace algunos meses me crucé con un artículo que recogía que Barack Obama había declarado que estudiar Arte no daba trabajo. A pesar de que, al parecer, el expresidente matizó posteriormente sus declaraciones, la frase no me dejó indiferente, ya que yo me licencié en Historia del Arte y llevo más de diez años trabajando.
Actualmente, la rama de Arte y Humanidades incluye unas posibilidades de especialización impensables hace años, al menos diferentes a las que existían cuando yo accedí por primera vez a la universidad. Desde las ciencias de la cultura y la difusión cultural, hasta la creación artística para videojuegos, pasando por la tecnología musical.
La formación en humanidades nos hace reflexivos y críticos. Presupongo que hemos superado ya el mito que ligaba la inteligencia de una persona a los resultados obtenidos a través de un test de cociente intelectual, entendiendo la inteligencia como única y estática. Aunque reconozco que todavía percibo en ocasiones que no tenemos interiorizadas las posibilidades de desarrollo de las múltiples inteligencias que avanzaban Howard Gardner y su equipo hace más de treinta años.
El Massachusetts Institute of Technology (MIT) ya habla del concepto STEAM, donde las “Arts” se suman a la fórmula Science + Technology + Engineering + Mathematics, promoviendo el estudio de las carreras de humanidades para alcanzar una mayor creatividad en los procesos tecnológicos. Necesitamos poder pensar más allá de lo binario y completar proyectos tecnológicos con otro tipo de conocimientos transversales como los que proporcionan este tipo de formaciones.
Lo tecnológico y lo humano deben ir de la mano, para poder llegar más lejos sin perder la esencia de lo que somos: seres emocionales y racionales, que generamos sentimientos y que logramos empatizar con el otro
No renuncies a formarte en lo que te gusta, siempre hay un nicho donde poder aplicarlo.