Vida de Película, Sueños de Campeonato

José Luis García Serrano, estudiante de fisioterapia de la Escuela Universitaria de la ONCE y campeón de España de paratriatlón 2017, es el primer español ciego en irse de Erasmus. Su modo de vivir la vida es exprimiéndola al máximo y no se deja frenar por ningún miedo, porque para él “solo los valientes tienen miedo”.

“Hubo un momento en mi vida que fue un punto de inflexión para toda mi carrera profesional y deportiva, y se remonta al año 2011, cuando ya empezaba a perder la vista a pasos agigantados. En mayo de ese año, en Buitrago de Lozoya, un pueblecito de Madrid al que yo pertenezco, comenzó a realizarse una competición de triatlón. Yo fui a verlo y me encantó, me quedé enamorado de ese deporte. Una semana más tarde era mi cumpleaños, y mi padre, que había visto cuánto me había obsesionado con el triatlón, me regaló una bici de carretera. Sin embargo, la pude usar muy poco porque en diciembre, después de una operación ocular, perdí la vista por completo y nunca llegué   a hacer triatlón de manera individual.

Todo en mi vida se volvió complicado, desenvolverme yo solo con autonomía era tremendamente difícil y cada paso se me volvió de repente más costoso que para el resto de las personas. Pero la idea de hacer triatlón seguía conmigo allá donde iba, me imaginaba haciendo triatlón sin ver, quería practicar ese deporte fuera como fuese.

Y a base de esfuerzo y perseverancia, sin vista, pero con todo el empeño que solo un apasionado le podría poner, he llegado a convertirme este año en campeón de España de paratriatlón de mi categoría PTV1, gracias también al trabajo en equipo y a la confianza que he depositado en mi guía.

En mis estudios me pasó algo similar. Ironías de la vida que cuando me quedé ciego estaba estudiando óptica y optometría. De ahí me vino mi segunda pasión, mi pasión por el cuerpo humano y por ayudar a los demás. En búsqueda de mi propia autonomía comencé a indagar sobre una carrera profesional que me gustase. Cuando me surgió la oportunidad de comenzar a estudiar fisioterapia en la Escuela Universitaria de la ONCE me lancé a por todas, a redirigir mi carrera profesional y a reorientar mi vida junto con el deporte.

Gracias a todos mis esfuerzos, 2017 se ha convertido en mi año.  Y es que aquí viene la segunda parte de mi historia:

Hace unos meses a mi novia le surgió la oportunidad de trabajar en Holanda y me propuso irme con ella. Pensé en la posibilidad de irme de Erasmus, pero dada mi situación veía la posibilidad muy lejana y utópica. Nunca antes lo había hecho nadie. Pero cuando empecé a investigar y la universidad me lo puso todo en bandeja, lo demás vino rodado. La única condición era que yo tenía que buscarme mis propias prácticas.

Escribí a un montón de empresas y universidades holandesas y ninguna me respondió, así que al final acudí a las redes sociales y ahí contestó bastante gente ayudándome. Al final di con un neozelandés que iba a abrir una clínica en Rotterdam, me hizo una entrevista, unas pruebas y al poco tiempo ya me había contratado. En ese momento me di cuenta de que debía dejar de pensar en mis límites para darme cuenta de todas las posibilidades que podía llegar a tener.

Ahora, ya es una realidad, ya es tangible y estoy a una semana de terminar mi Erasmus Practicum y volver a España. Aquí en Holanda trabajo tres veces a la semana y el resto del tiempo lo empleo en seguir estudiando, en aprender inglés y en entrenar para prepararme para los juegos paralímpicos de Tokio 2020. Parece mucho trabajo, pero yo no entiendo la vida si no es exprimiéndola a tope y mi manera de exprimirla es así, compaginando mis pasiones.

Vivir en otro país me ha hecho conocer otra cultura, aprender inglés, comprender que todo el mundo no es como yo, que en cada país se viven las cosas de una manera y que sí que existen barreras, pero son barreras que te ayudan muchísimo y que te hacen capaz de superarte.

Irse de Erasmus es necesario para cualquier profesional que quiera estar bien formado y a la altura de las exigencias de las empresas de hoy. Te permite conocer tus virtudes y tus defectos, conocerte a ti mismo… Quizás dé miedo, pero leí una vez que “solo los valientes tienen miedo”. En cosas como esta hay lanzarse y probar suerte porque la experiencia siempre va a ser positiva, siempre vas a aprender y las experiencias siempre suman.

Yo soy como soy gracias a mi enfermedad, que me ha acompañado desde pequeño para ir formando mi carácter y mi personalidad. Gracias a ello he conocido personas y lugares que de otra manera no hubiera podido conocer, me he puesto a mí mismo al límite y me he dado cuenta de que puedo lograr todo lo que me proponga. Probablemente si no me hubiera llegado a quedar ciego no me sentiría tan bien conmigo mismo como me siento ahora.

El Erasmus es solo un paso más en mi camino y es un paso necesario que me ha ayudado a saber quién soy y lo mucho que valgo, mi siguiente paso es seguir persiguiendo mis sueños”.  

Deja un comentario